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Experiencias de la clase de MEDITACIÓN

Laura Beneito

Llevaba tiempo queriendo meditar porque tuve una racha un poco mala y necesitaba estar tranquila, encontrarme, tener un poco de paz interior. Intenté hacerlo por mi cuenta pero era imposible: no tenía paciencia ni encontraba el momento. Estuve así dos años, con ganas de empezar y sin saber cómo hacerlo. 

Hace 9 meses tuve la gran suerte de conocer a Paz a través de una amiga en común y vi que daba clases de meditación y, cosas del destino, justamente comenzaba un taller de 9 módulos, así que ni hecho aposta... Era para mí, me apunté y todavía sigo encantada.

Aunque aún soy una novata en esto, mi experiencia está siendo muy buena. Ir a la primera clase me abrió los ojos a algo muy importante: a SABER PARAR, aunque fuese por un minuto. Algo tan simple como eso, en mi vida, no tenía cabida. Siempre iba estresada de un lado a otro sin parar, trabajo, ocio, familia, amigos, perder 10 minutos en mí, no era la opción. Desde que fui a esa primera clase, no he dejado de meditar ni un solo día. El mero hecho de empezar cada día a tener esos 11 minutos para mí era todo un reto y en cierta parte una tortura, pero lo hice y ahora el hecho de levantarme antes, de PARAR, respirar, ser consciente de mi cuerpo, de ese momento, de ese silencio, es la base de mi día y de mi vida.

Estoy muy contenta de los pasitos que voy dando cada día. Voy por la vida de otra manera, siendo más consciente de lo que realmente es importante para mí y de lo que me rodea, y eso me da tranquilidad y seguridad.

Pasar por un mal momento hizo que se me abriesen las puertas a la meditación. Paradojas de la vida. Todavía Paz no es consciente de todo lo que me ha ayudado, se lo voy a agradecer siempre. Yo lo aconsejo inmensamente, no tienes nada que perder y mucho que ganar.

Ha sido y sigue siendo una experiencia maravillosa poder practicar meditacion de la mano de Paz. Me ha enseñado desde cero no solo a cómo relajarse de la ajetreada vida laboral y otros nerviosismos de la vida cotidiana, sino también a prestar atención a uno mismo.

Llegué al estudio de Paz en un momento vital difícil, sumida en un torbellino emocional que me estaba asfixiando. La primera vez que puse un pie en la sala supe que estaba en el sitio correcto y, desde entonces, lo que empezó como un pasatiempo para matar el  estrés se ha transformado en una pasión. Hoy el yoga es una parte esencial de mi vida: es sentido y equilibrio. Paz me abrió las puertas a este maravilloso mundo con sus sesiones de meditación y sus clases inigualables: creativas, tonificantes y, a la vez, trascendentes.

Si buscas un cambio vital, da el paso. Cuando lo hayas hecho, te preguntarás cómo has podido vivir tanto tiempo sin yoga.

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